Durante los últimos 30 años, Rodrigo Orozco, se ha mantenido al frente de la revolución psicodélica. Habiendo cumplido los 18 años, el investigador de artrópodos, tuvo su primer encuentro con la psilocibina, despertando un profundo interés por los psicodélicos. Hoy, a tres décadas de haber experimentado con esta por primera vez, nos cuenta de sus experiencias psicodélicas. Entre veladas y experiencias introspectivas, Orozco explica las diferentes maneras de consumir estas sustancias. 

 

Santo Siclobe (SS). Platícanos de como empezaste a trabajar con la psilocibina…

Rodrigo Orozco (RO). A los 17 o 18 años, conocí la psilocibina y a partir de eso, mi vida comenzó a girar alrededor de ella. Siempre he pensado que estoy muy unido a la psilocibina pero no había intentado crecer los míos propios. Hace unos años, empecé a crecer mis honguitos y comencé a hacer lo que yo les llamo “veladas”, pronto serán 5 años de que empecé a hacer estos rituales. Pero llevo casi 30 años experimentando con ellos de manera regular. 

 

SS. ¿Cómo fue tu primera experiencia con los hongos? 

RO. Bueno, pues te debería contar que soy amante de los animales, en especial los artrópodos. Entonces, un día estaba caminando en un terreno buscando animalitos, me encontré con un libro de Carlos Castañeda, Una realidad aparte, leí las hojas que pude y me quedé pensando en lo que había leído todo el día. Fuí a comprar el libro y lo terminé en poco más de una noche. Para mi suerte, a la semana de haber terminado el libro, llegaron unos amigos con unos honguitos en miel, los probamos y fue una experiencia increíble. En aquella época, habían muchos excesos en mi vida, pero después de esta experiencia, entendí que el mundo me estaba tratando de decir que me tranquilizara. 

 

SS. ¿En qué momento empiezas a involucrarte con la psilocibina de manera más profunda? 

RO. Lo que más me llamó la atención de esta medicina fue el saber que hay mundos que no podemos ver, que existen otros niveles de vida y no porque no los podamos ver significa que no estén ahí. Al final, el darme cuenta de los diferentes planos existenciales me pareció fascinante. La manera más práctica de experimentarlos, es con los psicodélicos y fue mi amor a la vida lo que me llevó al estudio de los psicodélicos. Mi mucha curiosidad por la ciencia y demás me ayudaron a darme cuenta de los varios beneficios que tienen los psicodélicos. Creo que son tan poco valorados en materia medicinal y aún queda mucho por verse. Personalmente, siempre he pensado que todos deberían de tener el derecho de probar la psilocibina, ya sea de manera lúdica, medicinal o introspectiva. Cualquiera de estas maneras te alivia, te pone los pies en la tierra, te ayuda a autoconocerte y autorespetarte. Ahora, es importante que la gente aprenda de estas sustancias de manera tranquila e informada. 

 

SS. A pesar de que muchos consideran la psilocibina una sustancia "noble", ¿Qué precauciones o efectos secundarios deberíamos de tomar en consideración? 

RO. La psilocibina es de las sustancias más seguras que existen en el mundo. Químicamente, es casi imposible crear cualquier tipo de dependencia o adicción, ni física, ni psicológica. Al final, es importante mencionar que un viaje psicodélico te deja cansado, con mucho que pensar. Debido al exceso de dopamina y serotonina, el mecanismo del cuerpo impide cualquier tipo de sobreexceso de estas. Claro, existen efectos secundarios pero ninguno es realmente negativo. Aunque suene trillado, nosotros mismos somos la medicina y la psilocibina únicamente es la herramienta. 

 

SS. ¿Nos podrías dar una explicación rápida de cómo funciona la psilocibina en nuestro cerebro?

RO. Siguen investigando como funciona exactamente pero en el momento en el que uno toma la psilocibina, sucede un fenómeno parecido a la sinestesia donde hueles los colores y demás. Tu glándula pineal, se ilumina por todos lados y el área del ego deja de recibir estimulaciones. Es por eso que a la psilocibina le apodan ego killer. Es sumamente importante poder dejar el ego a un lado para verdaderamente conectar contigo mismo.

 

SS. Viendo que el movimiento psicodélico cada vez se vuelve más fuerte, ¿Qué futuro le ves a la psilocibina?

RO. Para mí el cambio ha sido radical, hace 10 o 15 años, mis amigos me juzgaban. Solo la gente que estaba abierta a experimentar conocía sus beneficios medicinales y se quedaban igual de maravillados que yo. Los demás, seguían tomando alcohol y fumando cigarros. Pero claramente, en sociedades conservadoras como la nuestra, el tema de los psicodélicos no se toca. Y nos preguntamos ¿Por qué? Y realmente es porque el gobierno ha decidido construir barreras y hablar en contra de sus beneficios. Pero ahora, con la tercera ola de los psicodélicos, las cosas están empezando a cambiar a nivel mundial. No solo con la psilocibina, sino con otros psicodélicos. Le veo un gran futuro, una de las ONGs más importantes en el mundo le dedica su investigación a los psicodélicos. Además, hay una gran cantidad de laboratorios buscando patentar sus productos porque entienden el gran potencial de los psicodélicos. Claro, eso crea otra conversación por la controversia que sería replicar una sustancia natural, sintéticamente. 

 

SS.  Con la popularidad de estas sustancias, alguna gente crea falsas expectativas del uso medicinal de estas sustancias, ¿Qué tipo de experiencias has tenido con esto?

RO. Hace relativamente poco, me pasó algo muy interesante. Me invitaron a darle medicina a un grupo de americanos en Puerto Vallarta con la intención de que esto se volviera una experiencia constante. Cuando llegué, nos juntamos la noche antes de la velada, cuando le respondí que tenía 30 años o más experimentando con la psilocibina, pero no necesariamente había tenido una formación académica de los psicodélicos, decidieron no continuar con la velada. Lo respeté pero su reacción se relaciona con el miedo y tabúes que han creado alrededor de algo noble y bonito como la psilocibina. 

 

SS. Claro, la longevidad de esta medicina nos permite aprender más sobre ella y sus beneficios. ¿Cómo recomendarías consumir esta sustancia?

RO. Normalmente, lo recomiendo de tres maneras diferentes. Primero es la microdosis y ayuda a mucha gente a sobrepasar la ansiedad, depresión crónica o inseguridades. La segunda, es la ingesta lúdica que te ayuda a ponerte en contacto con la naturaleza. De esta forma, valoras la naturaleza y con el tiempo, comienzas a apreciar esta parte de ti mucho más. La tercera y última, es a través de lo que llamo las veladas, con una ingesta de más gramaje y usualmente acompañado. No necesariamente con un alguien que te esté dirigiendo pero una persona que te ayude a crear una experiencia más introspectiva. 

 

SS. Mucha gente que experimenta con la microdósis cree que podría llegar a ser un tipo de placebo, ¿Qué le dirías a esas personas?

RO. Creo que si una persona cree que podría beneficiarse de esto, lo debería de intentar. En realidad, lo que hace es enseñarte a manejarte ante la sociedad y te muestra qué tipo de persona eres. Eventualmente, llega un momento donde ya no la necesitas y entiendes lo que puedes hacer por ti mismo. 

 

SS. ¿Hay algún otro hongo con el que te interese trabajar?

RO. Por ahora, creo que seguiré trabajando con el mismo tipo de hongo, que se le conoce como el psilocybe cubensis, normalmente encontrado en los bosques de México. 

 

SS. ¿Crees que el consumo de estas sustancias te ayudan a conectar más con la naturaleza?

RO. Sin duda alguna la psilocibina te ayuda a entrar en contacto con la naturaleza. Si nos ponemos a pensarlo, llevamos miles de años en la tierra pero ha sido en los últimos 500 años que nos hemos desapegado de la naturaleza y comenzado a rechazar lo que nos regala. Entonces es evidente que tenemos las cualidades para integrarnos con ella y este tipo de sustancias nos ayudan a despertar este contacto. 

 

SS. ¿Últimas palabras?

RO. Me considero un amante de la psilocibina y después de experimentar muchos años con la sustancia, ninguna razón por la cual pararía de experimentar con la sustancia. Mientras pueda, seguiré informando y motivando a otra gente a descubrir la luz que traen dentro.